martes, 3 de diciembre de 2013

Cubría todo de color para no mostrar que ella era solo blanco y negro.
Su sangre era gris, como su cielo, y no pensaba nunca en la luz del final porque solo veía el negro de las paredes del tunel.
Soñaba con puentes
desde los que tirarse
Y con cortinas
con las que ocultar sus sentimientos.
Iba regularmente a la peluquería porque, como dice Irene, las chicas nos cortamos el pelo porque no nos atrevemos con la cabeza.
Ponía la mente en negro
y se iba a bailar vestida de flores.
Nunca creyó en los espejismos
pero si en los espejos donde no se encontraba.
Era maravillosa para todos
menos para sí misma.
Era Enero personificado en belleza melancolica, cigarrillos y wiski.
Era Enero con ganas de fin de año.
Era Enero con gafas de sol
por la noche
y sin luz en sus días.
Era Enero hasta que fue atemporal y se convirtió en pólvora de revólver una noche de fin de vida.