''Encuentra lo que amas y deja que te mate.'' Charles Bukowski
martes, 3 de diciembre de 2013
Cubría todo de color para no mostrar que ella era solo blanco y negro.
Su sangre era gris, como su cielo, y no pensaba nunca en la luz del final porque solo veía el negro de las paredes del tunel.
Soñaba con puentes
desde los que tirarse
Y con cortinas
con las que ocultar sus sentimientos. Iba regularmente a la peluquería porque, como dice Irene, las chicas nos cortamos el pelo porque no nos atrevemos con la cabeza.
Ponía la mente en negro
y se iba a bailar vestida de flores.
Nunca creyó en los espejismos
pero si en los espejos donde no se encontraba.
Era maravillosa para todos
menos para sí misma.
Era Enero personificado en belleza melancolica, cigarrillos y wiski.
Era Enero con ganas de fin de año.
Era Enero con gafas de sol
por la noche
y sin luz en sus días.
Era Enero hasta que fue atemporal y se convirtió en pólvora de revólver una noche de fin de vida.
No está todo perdido. Digo.
Menos la esperanza. Pienso.
Y tiro las fichas del tablero
pronunciando en alto
que terminó la partida.
menos mal que soy la única que reconoce la falsedad en mi voz.
Lo malo de las revanchas es que siempre te las concedo.
Y entonces hasta el menor de tus peones se come a mi reina.
Y tú sales ileso
y yo implosiono,
para que no te des cuenta de lo mucho que puedo llegar a ahogar.
Ojalá te ahogaras
en uno de mis mares.
Y ya no pudieras dejar de nadar.
Y poder así,
decidir
dejar de rescatarte.
en qué coño te metes,
últimamente no das señales de muerte,
supongo que no tendrás nada que hacer
y te habrás puesto a deshacer maletas
para poder huir sin los recuerdos.
por aquí todo mal, como siempre
con ganas de decir que como nunca, que hemos pintado y que ya no cantan hasta las tantas en el bar de enfrente. pero que va, las puertas siguen sin cerrar y las ventanas siguen sin abrir, los gatos tienen siempre un frío de perros y yo no alcanzo a coger la ropa de invierno de la parte de arriba del armario.
(eso es un ''te necesito.)
ah, el otro día el cartero preguntó por ti,
le dije que estabas y se fue.
creo que tenía algo para ti,
porque no llevaba nada.
que sepas que tus discos no espantan a los pájaros y el piano se afina solo cada dos por tres
compases.
''Eres grande pequeña.''
tú misma lo escribiste y nunca te lo has creído.
Un año más
16
y lo único que puedo hacer para sentir que de algún modo te llega una pequeña felicitación, una pequeña sonrisa, un pequeño gesto de afecto, es releer lo que dejaste.
Y cada vez asusta más, porque cada vez encuentro un poco más de personal en todas esas historias de personajes sin nombre, de mártires sin nombre que escribiste.
Y cada vez chocan más esas devastadoras palabras, esos adjetivos que son como puñetazos en el estómago, que golpeaste sin pensar.
y yo no puedo evitar derramarme.
con lo mal que se me da escribir sobre realidades
y tú eres la realidad desaparecida más dolorosa que me he echado al papel.
No sé como explicarte el encontronazo de sentimientos que me produce el no encontrarte,
el que, al marcar el único teléfono que me sé, me atraviese un ''piiiiiiiiiii'' que me martillea el corazón,
el que me salgan más sollozos que palabras
y, sobre todo, el no tener la razón concreta para todo esto.
Porque la incertidumbre es la peor enfermedad que existe y tú te has llevado todo
dejando solo eso
una incertidumbre que cumple un verano, y va camino de un otoño
sin ti.
Felicidades preciosa.
Vuelve.
sábado, 17 de agosto de 2013
Hace diez
minutos que te has ido
y ya han pasado por aquí dos huracanes.
Tardo más
en recoger todo lo que arrasas
que en
vivir las siete vidas que hemos tirado por la ventana,
por ver si caen de pie.
Y así nos
ha pasado,
que nos hemos
quedado sin escalera para volver a subir.
Vamos a
ver si,
con un
poco de suerte,
nos
atamos de pies y manos y dejamos de flotar
una y otra vez
porque cada vez naufragamos más ahogados.
Necesitaba
un billete de ida a tus brazos y los has cruzado,
Voy a explicarte como ser indiferente mientras te destruyes
por dentro
pero quedas de puta madre.
Prende un cigarro,
ahora da una calada
y apágalo,
y con él, las esperanzas.
Como si no quisieras ofrecerle otro y charlar hasta las
tantas
y di que tienes algo
que ya os veréis.
Al salir contonea las caderas.
Y sonríe de lado.
Tienes dos opciones:
Perder los papeles y alegar que no te sabes más guión.
O irte sola
y ser digna
amarga, como su tónica.
Como la noche que te espera sin él.
jueves, 18 de julio de 2013
Como que se te congela algo dentro, y dejas de
fluir.
Y entonces nadie te dice que no te mueras. Y te acojonas, y apretas las
rodillas contra el pecho, y los huesos se llenan de invierno. Y el hielo del
lago se deshace en tus pupilas. Y te preguntas si esta vez no es una broma, si
esta vez va en serio. Si los sobres acumulados de facturas se han convertido ya
en un embargo en tu cuenta bancaria. O si el avión que acabas de ver en NY chocando
contra una de las torres no es una película, porque no pueden estar poniendo la
misma escena una y otra vez, pero los demás clientes del bar hablan, y tú
tienes que seguir con tus vacaciones cuando hay cientos de personas que, sin tú
saberlo, jamás van a poder volver a tener unas. Y apretas los dientes, joder,
tengo que dejar de hacer eso, te dices, pero sigues con el ceño fruncido. Nunca
nadie se había ido con tanta fuerza. Pero no te vayas.
Soy
una mentirosa, una vulgar mentirosa, y ya va siendo hora de reconocerlo. Hablo
sobre tequilas que no bebo, sobre cigarrillos que no fumo, besos que no doy,
polvos que no echo y amores que no he sentido.
¿Veis?
Una farsante que no sabe mentir a nadie que no sea el papel. Pero, como Sabina
dice sobre sí mismo, supongo que exagero mi caricatura y, si me paro a
pensarlo, todos exageramos o nos exageran la nuestra propia, aunque la de
algunos más que la suya es una copia barata de la de otros. Quién no ha
conocido a alguien de quien ha escuchado pestes y luego ha descubierto que esa
no era la realidad, o al contrario. Es triste que, ‘’you are who you are when
no one is looking’’, sea una verdad tan enorme, y se nos esté olvidando el ser
nosotros mismos, que, al final, es lo valioso. Pero no, somos nosotros
sonriendo al exterior, comportándonos como se supone que es lo aceptado en
nuestro círculo, teniendo que escuchar canciones que son como flores preciosas,
al principio a todo el mundo gusta pero progresivamente se van marchitando y se
olvidan efímeramente. Ahorrando para conseguir ir a festivales de música que a
algunos ni gusta, vistiendo como marca vete-tú-a-saber-quién porque necesita
vender, porque ya todo el mundo tenía pares y pares de los condenados
pantalones campana, así que ahora toca tirarlos y cambiarlos por los pitillo,
muy modernos sí, casi tanto como caros son los que tienen una estúpida
etiquetita con algún nombre conocido que
eleva al doble el precio del producto, y claro, como no, cada campaña todos de
la misma gama de colores, y apáñatelas como puedas para buscar algo que no esté
de moda, porque puedes recorrerte medio mundo sin conseguir unos pantalones que
no lleven pinzas si esa temporada es tendencia, o con ellas si no llevarlas es
del verano pasado. Leyendo, los que al menos lo hacen, los dichosos
‘’Best-seller’’ sobre historias de morbo entre una jovencita y un tío con
extraños gustos en la cama, pero oye, ¡una obra increíble, eh! Ja. Ja. Ja. Si
tenemos hasta las mismas ideas políticas, por amor de Dios, o eres rojo o
facha, ¿y el maravilloso punto medio qué? ¿se ha perdido por el camino o lo
habéis matado con vuestro radicalismo?
Hacemos
las mismas fotos, los mismos comentarios, las mismas opiniones. Y esto es una
exageración, sí, no todos es así siempre, y yo no soy la lista que no cae en
ninguna de esas trampas, ni la tonta que las sigue todas. Esto es la causa de
desvelarme a las siete de la mañana y encontrarme una revista y el ordenador al
lado, y tener, desde hace mucho, ganas de ser otra persona más criticando un
poquito la zoociedad.
Y
algo tendremos que sacar en claro de esto, somos los responsables de que todo
lo escrito siga así o ser capaces de ponernos una blusa azul cuando las tiendas
estén plagadas de negro. Sé tú mismo, es lo más valioso. Sonríe, es lo más
serio.
Qué me vas a contar tú sobre romperte huesos si
no tienes ni idea de lo que es tener un corazón que lo único que quiere es
romperte las costillas, porque odia estar enjaulado.
Y qué le vas a contar a él sobre límites
de velocidad si está resignado a tener que latir al triste compás del tic-tac
de las agujas del reloj. Las cuales le clavan, como multa, cuando corre de más
intentando aprovechar, mientras sea joven, para ser salvaje y terminar siendo
eterno. "Like a rolling stone." Así que quita las baladas, porque él
es el primero que anda bombeando una sangre que corre por y para un amor
inalcanzable, su querida Libertad. Que a la pobre la tienen encerrada en el
cuarto más alto de la más alta torre,
haciéndonos pensar a todos que anda sola, para quien la quiera. Pero él,
que la desea más que nadie, no se resigna, y se pone a latir a ritmo de
rock and roll para que yo baile y ella se ría un rato de lo mal que lo hago. Y
qué me vas a contar tú de fe, si es él el que no me deja ser racional y me
obliga a creer en algo encerrado y con nombre de mujer.
Así que qué me vas a contar tú de rebeldía si la tengo dentro, intentando salir
a bailar, esta, y todas las noches.
"Y allí se quedó el recuerdo, a dormir en sus lunares. Fue un instante, suficiente, un suspiro del viento, algo que encerró su pelo en una corriente gélida que la hizo flotar. Y entonces yo me congelé al mismo tiempo, entre las aguas inmensas de su espalda, y fue allí, donde tal movimiento, no solo de sentimientos, me hizo marear, volar y quizás por eso hoy no pueda expresarme, no me permita recordar. Entre sus infinitos lunares y la simétrica curva que era su columna vertebral, me perdí, y conmigo el recuerdo, que cómodamente entre una de esas constelaciones que residían en su espalda se quedó para siempre, a vivir, a soñar, cálido, buscando sus caricias, buscando ser un recuerdo nunca olvidado. Sólo entre ella."
"Inspirado" en uno mio, según él.
De alguien que escribe, y es, mejor que yo, aunque no me crea.
Jugabas a ser poeta y artista, músico y
pintor
y yo la musa.
Cuando la poca poesía que había
era la escrita en el braille de mis lunares,
y la única música, desgastada y rota, era la que producía yo cuando los tocabas.
De pintor tenías poco
pero se te daba genial hacer tu papel
al cubrirlo todo de negro
cuando era yo la que recitaba y no eras tu el
que lo escribía,
fría, como el polo sur y el polo norte, que es
lo que hace que pierdan los demás por un par de excesos de velocidad en sus
curvas. Que todos, menos el único que no quiere intentarlo, las dan mal. Y
terminan en siniestro. Que es el mejor adjetivo para definir cuando se pone a
gritar apretando los dientes y tragándose las lágrimas. Las que dice no
derramar, pero con ellas podría formar mares.
Y cuántos pagarían por nadar en su mar,
muerto
de esperanzas ya, bombeado por un corazón
manoseado por muchos, porque ,dice, que si el corazón de cualquiera cabe en un
puño es para que dejemos el nuestro en las manos de otros.
De otro.
Otro defecto, intenta ser calculadora, pero
siempre va mal de pilas y termina por dar el resultado a voleo, y lanza un beso
al aire, a ver si la suerte, antes que la muerte, le manda un guiño y lo recibe
el que sabe de velocidad, de sus caderas y de como evitar los siniestros que
forman mares. O no evitar que se formen, pero que sabe como beberlos. Beberla.
Aunque tenga riesgos de convertirse en adicto y que, después, ningún vino tinto
sepa consolarle de la ausencia de las carreteras por donde (se) corría. Porque
ella te da el sur y te hace perder el norte, en sus polos.
Dicen que salgas, que toca que amanezca.
Y a ti te da miedo de que al rato el mar se te beba como a una yema tibia,
mientras toca Love of Lesbian en un LP que nadie sabe quién lo ha puesto, ni
por que suena, pero bailan a su ritmo.
Como hacen con los políticos.
No te ves capaz de salir a alumbrar al mundo sin darte cuenta de que ya
iluminas el mio.
Me iluminas tanto, que me quemas.
Debes de ser fuego - te digo - cada vez que juego contigo me quemo.
Y ríes.
Joder, que calor.
Y bailas esa música de antes mientras, no el mar, pero yo, te bebo. Como bebo
los tequilas cuando no estás.Como si estuviera en una competición para ver
quién te sueña antes. O te olvida. No me acuerdo.
Joder ven ya, que la luna dice que no te cubre más turnos. Que a ti te trato
mejor. Que a ti te bebo mejor.
Los odio porque la
sociedad les ha dado el papel de nostálgicos y, no se crean, lo representan muy
bien, te empapan de recuerdos, tristeza y, claro está, nostalgia.
Y recuerdo. Y
entonces, en mi también se hace la lluvia. Recuerdo mi infancia y, dios, como
moja. No me malinterpreten, no es que fuera mala o que tenga un pasado duro, no
me fue mal, el problema es el ahora.
De recordar lo que no
me gusta es el presente, paradójico ¿no? Déjenme que me explique.
Una vez leí que el
miedo es temporal, que solo tienes miedo del pasado o del futuro. Es simple,
del pasado temes que se repita algo malo o desagradable, y el futuro igual,
solo que se suma la incertidumbre, el temor a lo desconocido.
Bueno, pues a lo que
yo tengo miedo es a mi yo del pasado. A mi yo del pasado en el ahora (ahí entra
en juego la temporalidad) y que vea en lo que me he convertido, en lo que se ha
convertido, y se defraude.
Claramente, sé que es
imposible, sé que mi yo del pasado nunca podrá presentarse en la actualidad, y
derrumbarse al ver lo que la vida le depara, o lo que si mismo va a provocar
que le depare. Pero, llámenme romántico, sigo creyendo en aquello de que si Peter
Pan y el niño interior. Así que cuando recuerdo me da por pensar en él, y le
veo abatido en un rincón de mi, náufrago entre lágrimas que lo que en realidad
son, es cada uno de los sueños incumplidos que se han ido evaporando formando
así nubes, acabando en tormenta, en lluvia, nostálgica, como esos días de los
que hablo.
Es el miedo a que no vuelvas a bajar[me] las [bragas] escaleras de
mi portal, o subirme [la blusa] a casa cuando tengo sueño.
El miedo
a no volverte a ver, o a encontrarte por la calle después de tanto tiempo
de tantas huidas.
Y, entonces, perder el control y aparecer borracha en tu puerta a
media noche alegando que, después de tanto tiempo fuera de ella, mi casa está
echa un desastre y llena de polvo
y que necesito uno.
Miedo a que no abras
o peor, miedo a que vuelvas a fallarme.
Así que mejor hoy tampoco salgo de casa, no vaya a ser que
pase[s].
lunes, 15 de abril de 2013
Vivimos
siempre, esperando una señal
En
el límite del bien, en el límite del mal.
Y
esperamos a algo que no llega,
y ya saben
quien
espera
desespera.
Pero
vaya, que nos encanta autolamentarnos y entrar en bucles depresivos aún
sabiendo que los únicos que podemos hacer que la señal llegue somos nosotros, únicamente
nosotros. Porque si no ¿quién? ¿esperas que los demás la hagan aparecer para ti? Nah,
están demasiado ocupados echándote la culpa de sus penas como para
levantarse y ver que el mundo solo lo puede mover cada uno, y que las
desgracias son solo molinos y no esos gigantes que intentamos ver.
Y
hasta aquí mi momento de positivismo.
Odio
la gente positiva y mas en los días grises, o rojos.
En
los que nadie te trae el desayuno
y
los diamantes.
Así
que
Te
esperare en el límite del bien y del mal.
Ya
sabes, esperando la señal, mientras nos quejamos y bebemos
¿A vosotros nunca os han entrado unas ganas enormes de correr? en
mitad de la calle, porque sí, sin razón, aunque no tengas prisas por llegar a ningún
lado, como si tuvieras energías contenidas que has de gastar, como si huyeras
de algo... Quizá es lo que hagas, quizá nuestra mente intenta huir de algo,
vete tú a saber de qué, y nos transmite eso en unas inmensas ganas de correr hasta
quedar abatidos.
Ayer llegue bastante tarde a casa, acababa de llover y no había ni
un alma que asomara por allí, me quede parada en mitad de la carretera, ¿no
os parece precioso el asfalto mojado por la noche?, entonces sin ton ni son aparecieron esos
impulsos de echar a correr, de echar a
huir.
lunes, 18 de febrero de 2013
Suena esa puta canción en la radio, yo ya no sé si dejar el ultimo trago de la botella o abrirme otra, hay colillas consumidas
por todas partes, tengo que ir a por más tabaco. Tú siempre fumabas Lucky, yo
me conformaba con cualquiera que pudiera conseguir. Fumo como un carretero, lo
sé, pero me recuerda a ti, el humo me recuerda a mis sábanas revueltas en tus caderas a las seis menos cuarto de la mañana, mientras los primeros rayos de sol
del día entraban por las rendijas y tú ponías cara de mal humor, despeinada, y me
mirabas como diciendo ‘’¿en serio? Baja la puta persiana.’’ Y la bajaba, pero
encendía la luz, y te encendía, y me reía y tú me llevabas a la cama con esa mirada
de ‘’ven, que vamos a hacer la noche eterna''. Es extraño, las cosas mas bonitas que me has
dicho han sido con una mirada.
Una vez me dijiste que no quedaba aire para tanto castillo, pero
qué querías si lo poco que sabia sobre huracanes era gracias a tus
besos, y es difícil dar un portazo y marcharse después de uno de
esos. Era más fácil quedarse y morderte un rato más antes de
que volviéramos a caer en picado.