sábado, 6 de octubre de 2012

Uno mas uno nunca me dio dos.


Ayer no podía dormir por tu presencia, y hoy porque  ya no estás. Es extraño como la gente sale y entra de tu vida sin molestarse si quiera en enseñar el pasaporte, sin dejar una fianza para los posibles daños creados a causa de ilusiones fallidas. Es extraño como dejas de echar de menos para echar de mas, o como entiendes que la frase "no te das cuenta de lo que tienes hasta que lo pierdes" es una de las mayores verdades dichas por el jodido ser humano. Que yo no se si te echo de menos o de mas, si necesito tu olor para poder dormir o es mi cama que se queja por el puto frío con cada amanecer. O mis manos, que se habían olvidado ya de desabrochar unos botones que no fueran los tuyos. O mis sabanas que ya tenían ganas de hacer la función que últimamente hacían tus brazos. O el sol harto de que cerrara las persianas y no le dejara entrar para intentar que nuestra noche fuera eterna. Yo no se que es, de menos o de mas, pero lo que se es que nunca se me dieron bien las matemáticas, ni si quiera sumar uno mas uno, nunca me ha dado dos.

martes, 21 de agosto de 2012

Vete ya.




Me agobio y quiero escapar, aunque solo sea un poco, de las continuas peleas, de los enfados sin sentido ni rumbo, que acaban por naufragar en el colchón haciendo que no nos demos otra cosa que no sea la espalda. Pensando, tú, en la manera de darte la vuelta y susurrarme al oído alguna de tus monerías, yo, en la forma de levantarme, vestirme e irme dando un portazo que suene a 
una despedida que no se me ocurre cómo pronunciar. Pero pensando cada uno en su plan terminamos por caer rendidos en manos de Morfeo y no decirnos palabra hasta el día siguiente en el desayuno, para que me pases la mermelada. 

Y así pasan los días entre agobios, huidas y excusas para no verte. Y ya ni hablamos, solo refunfuñamos por el mando y nos mandamos callar con la excusa de escuchar la puta caja tonta.

Y yo no se si algún día me imaginé que iba a acabar en delirios de escapadas y anhelos de libertad. Estoy segura de que mi yo pasado estaría dándome empujones para conseguir sacarme de esta monotonía, apodada como rutina para suavizar lo mucho que apesta, mientras mete los pocos recuerdos buenos que quedan para mandar todo lo demás al traste y coger el próximo tren a algo que no sea un bucle de auto- lamentaciones y sexo , que busca recordarnos que antes eso lo hacíamos porque deseábamos fundirnos en uno solo, porque nos queríamos.

Querernos, que lejano, falso e hipócrita suena eso. Lejano porque ya ni recuerdo como era aquello a causa de lo mucho que ha llovido desde entonces, y falso e hipócrita porque no se si en algún momento llegamos a hacerlo de verdad o solo era que nos apoyábamos en risas que nos evadían de toda la mugre anterior.

Es triste, nos resguardábamos el uno en el otro de las batallas perdidas y, sin darnos cuenta, éramos daños colaterales destinados a convertirnos en luchas constantes de perdidas de cordura, mientras llovía sobre mojado e intentábamos guardar la mierda debajo de la alfombra, ya que ninguno sabia como deshacerse de ella, pero la alfombra se quedó pequeña y ya solo podíamos esquivar los errores y rifarnos las culpas. 

martes, 7 de agosto de 2012

. y final

Tenía que decirlo, que decírtelo, tenía que ponerle el punto final a esto. Puede que no esperásemos un final así, puede que ni siquiera esperásemos  un final, del tipo que fuera, da igual, puede que ese era el problema. Demasiada fe en el algo tan volátil y, aunque no lo supiéramos, efímero.

Supongamos que solo son calles.


Supongo que por mucho que intentemos volver a un puto de partida si has girado hacia la derecha y te has perdido entre las callejuelas nunca podrás volver al momento ni al lugar donde comenzaste a caminar y más si es en una ciudad desconocida, nueva, en la que nunca habías estado pero que te invita a sumergirte en sus calles porque tiene un encanto especial, algo que te cautiva, que te hace tener ganas de salir a caminar aunque sea sin rumbo. El problema es cuando va anocheciendo y sus calles empiezan a inspirarte desconfianza, y huyes sin darte cuenta de que nunca podrás volver a ese lugar porque te lo encontraste sin querer, sin apuntar la dirección ni el rumbo.
-Y apuras hasta la ultima calada para ambicionar algo que, en realidad, hace tiempo que se consumió.

Como cuando no sabes si estas bien o mal, si echas de menos o de más.


Yo solo quería un poco más de todo aquello, aunque sea para darnos la despedida en condiciones que nunca tuvimos. Aunque sea para poder recordarte mejor y de una forma más triste, como las fotografías antiguas, si, así, como una fotografía antigua y desgastada que cuando la miras produce una sonrisa amarga en la boca y te hace volver a un poquito de todo aquello que contiene.

sábado, 21 de julio de 2012

Muchas veces no entendemos la diferencia entre lo que es conveniente y lo que es necesario.


No nos damos cuenta pero somos hedonistas por naturaleza, nos dejamos llevar por los impulsos y las ganas, ya se sabe con el corazón caliente, olvídate de la mente fría. Y así te mueves, dejándote llevar, jodiéndola a veces y ganando a ratos. Pero de todo se saca algo bueno, aunque sea el disfrute del momento o aprender a librarte de las consecuencias.