Me agobio y quiero escapar, aunque solo sea un
poco, de las continuas peleas, de los enfados sin sentido ni rumbo, que acaban
por naufragar en el colchón haciendo que no nos demos otra cosa que no sea la
espalda. Pensando, tú, en la manera de darte la vuelta y susurrarme al oído
alguna de tus monerías, yo, en la forma de levantarme, vestirme e irme
dando un portazo que suene a
una despedida que no se me ocurre cómo
pronunciar. Pero pensando cada uno en su plan terminamos por caer rendidos en
manos de Morfeo y no decirnos palabra hasta el día siguiente en el desayuno,
para que me pases la mermelada.
Y así pasan los días entre agobios, huidas y excusas para no
verte. Y ya ni hablamos, solo refunfuñamos por el mando y nos mandamos callar
con la excusa de escuchar la puta caja tonta.
Y yo no se si algún día me imaginé que iba a acabar en delirios de
escapadas y anhelos de libertad. Estoy segura de que mi yo pasado estaría
dándome empujones para conseguir sacarme de esta monotonía, apodada como
rutina para suavizar lo mucho que apesta, mientras mete los pocos recuerdos
buenos que quedan para mandar todo lo demás al traste y coger el próximo tren a
algo que no sea un bucle de auto- lamentaciones y sexo , que busca
recordarnos que antes eso lo hacíamos porque deseábamos fundirnos en uno solo,
porque nos queríamos.
Querernos, que lejano, falso e hipócrita suena eso. Lejano porque
ya ni recuerdo como era aquello a causa de lo mucho que ha llovido desde
entonces, y falso e hipócrita porque no se si en algún momento llegamos a
hacerlo de verdad o solo era que nos apoyábamos en risas que nos evadían de
toda la mugre anterior.
Es triste, nos resguardábamos el uno en el otro de las batallas
perdidas y, sin darnos cuenta, éramos daños colaterales destinados a
convertirnos en luchas constantes de perdidas de cordura, mientras llovía sobre
mojado e intentábamos guardar la mierda debajo de la alfombra, ya que ninguno
sabia como deshacerse de ella, pero la alfombra se quedó pequeña y ya solo
podíamos esquivar los errores y rifarnos las culpas.
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