Somos
barcos
que no flotan.
que no flotan.
Que
se tocan
y se hunden,
en un mar
de ganas
de naufragar,
el uno en el otro.
y se hunden,
en un mar
de ganas
de naufragar,
el uno en el otro.
Sin
salva-vidas,
porque, si no,
qué emoción tienen los juegos
del corazón
sin riesgo
de que te lo rompan.
porque, si no,
qué emoción tienen los juegos
del corazón
sin riesgo
de que te lo rompan.
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