sábado, 25 de mayo de 2013

Tiene razón cuando dice aquello de que cree que tiene indicios de bipolaridad.

Es bi-polar,
fría, como el polo sur y el polo norte, que es lo que hace que pierdan los demás por un par de excesos de velocidad en sus curvas. Que todos, menos el único que no quiere intentarlo, las dan mal. Y terminan en siniestro. Que es el mejor adjetivo para definir cuando se pone a gritar apretando los dientes y tragándose las lágrimas. Las que dice no derramar, pero con ellas podría formar mares.
Y cuántos pagarían por nadar en su mar,
muerto
de esperanzas ya, bombeado por un corazón manoseado por muchos, porque ,dice, que si el corazón de cualquiera cabe en un puño es para que dejemos el nuestro en las manos de otros.
De otro.
Otro defecto, intenta ser calculadora, pero siempre va mal de pilas y termina por dar el resultado a voleo, y lanza un beso al aire, a ver si la suerte, antes que la muerte, le manda un guiño y lo recibe el que sabe de velocidad, de sus caderas y de como evitar los siniestros que forman mares. O no evitar que se formen, pero que sabe como beberlos. Beberla. Aunque tenga riesgos de convertirse en adicto y que, después, ningún vino tinto sepa consolarle de la ausencia de las carreteras por donde (se) corría. Porque ella te da el sur y te hace perder el norte, en sus polos.

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